
Señor ministro de Sanidad, D. Salvador Illa:
¿Qué tipo de patología contagiosa tenemos los médicos para que no quiera reunirse con nosotros para buscar soluciones a nuestro sistema de salud tan exprimido en esta pandemia?
Desde el día 20 de febrero, día en que tuvimos la única reunión con motivo de su nombramiento como ministro de Sanidad, en la que aprovechamos para presentarnos, hacer una breve reseña de los problemas que afectaban a nuestro sistema sanitario, tenderle nuestra mano para buscar soluciones y usted decirnos que agradecía nuestro interés en colaborar y que tendríamos noticias para iniciar esa búsqueda de soluciones, usted está desaparecido para nuestra organización.
En distintas fechas, empezando el día 12 de marzo, le hemos solicitado numerosas reuniones; en unas para buscar soluciones a diversos problemas, y en otras específicamente para evitar el conflicto al que nos abocó por su falta de diálogo y su nula intención de evitar el mismo. El numero de misivas es de 14 -por si no le parecen suficientes-, y la respuesta a las mismas siempre ha sido la misma: ¡Ignorancia!
Estamos en una segunda ola de pandemia debido, en gran parte, a la falta de medidas tomadas desde las distintas administraciones -central y autonómica- en esa vuelta a “la nueva normalidad”. ¡Cuánto daño ha hecho a la evolución de la pandemia esta frase!, pues los ciudadanos de este país, intencionadamente o por ignorancia, han considerado que el virus había desaparecido y se han relajado en exceso en las medidas de prevención, lo que ha traído este aumento desbocado de casos. Esto ha puesto sobre la mesa lo que refería al principio respecto a la falta de medidas tomadas. Cuando se ha podido, no se ha realizado ninguna previsión aumentando el número de profesionales -le recuerdo que salió una promoción MIR en mayo de este año-, no se organizaron los circuitos en los equipos de Atención Primaria, no se reforzaron ni siquiera las líneas telefónicas, no se informó a los ciudadanos del nuevo modelo de atención en sus centros de salud -dejando a los pies de los caballos a los profesionales de los mismos, pues han sido considerados por la población como los responsables de las dificultades de acceso-, no se pensó que además de la patología COVID sigue existiendo el resto y no se puede seguir demorando la atención. Por si esto fuera poco, en un alarde de improvisación, y en un abracadabra propio de un mago de tercer nivel, encuentran la solución al problema en forma de piedra filosofal con la publicación del Real Decreto Ley 29/2020, donde bajo el epígrafe de ‘teletrabajo’ esconden las medidas más graves que se han tomado en contra del Sistema Nacional de Salud, de los usuarios, de nuestra formación especializada y contra la profesión médica, habiendo forzado una huelga nacional de médicos, una medida que hacía 25 años que no se convocaba.
Ya sé que usted puede alegar que muchas de las reivindicaciones correspondía resolverlas a las comunidades autónomas, pero creo que en una situación de pandemia usted es la máxima autoridad sanitaria y debe velar por que todos caminen a una en la misma dirección con las mismas consignas, con el aval de las indicaciones dadas por un grupo de expertos profesionales de reconocido prestigio en el sector. En lugar de esto, lo único que están consiguiendo es que los ciudadanos tengan una cada vez mayor desconfianza en las medidas que proponen, y que aumente la crispación, e incluso la violencia, en algunas situaciones.
Señor ministro Illa, no soy iluso ni creo en las soluciones mágicas. Creo en el diálogo y en el trabajo conjunto. Vuelvo una vez más a extender la mano y brindar nuestra colaboración para aportar los conocimientos de la profesión a la hora de buscar soluciones. Por eso en esta ocasión no le solicito una reunión, sino que se la exijo con la fuerza que me da la profesionalidad de los médicos de este país.